Erase una vez, una camarera de raza mestiza, que vivía en los suburbios de Nueva Orleans y soñaba con un restaurante. ¿Cómo una chica de clase baja podía llegar a ostentar tal sueño? Una vez más, Disney nos enseña a pensar y recapacitar que aunque los sueños sueños son, con un poco de fuerza propia, fe y, por qué no, polvo de hadas, un hada madrina, magia o estrellas fugaces, pueden llegar a hacerse realidad.
Así que, mira tú por donde... existe la magia en Nueva Orleans
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